Es una enfermedad multifactorial, lo que implica que para su desarrollo es necesaria la combinación de distintos factores, tanto genéticos como ambientales.
Los factores de riesgo para el cáncer de piel pueden ser:
PROPIOS DEL PACIENTE
• Etnia
• Fototipo: capacidad de la piel para adaptarse al sol, determinado por su color, el color de ojos y del pelo
• Factores genéticos
• Enfermedades preexistentes
• Estados de inmunosupresión
EXTERNOS O AMBIENTALES
• Exposición a la radiación solar: es el principal factor de riesgo
• Exposición a algunos químicos: arsénico
• Radiaciones por uso de cama solar
La combinación de estos factores pueden provocar cambios en el ADN que favorezcan el desarrollo de lesiones cancerosas.
El carcinoma basocelular es el cáncer más frecuente del ser humano. Está relacionado con factores genéticos y ambientales. Uno de sus principales desencadenantes es la exposición a la radiación ultravioleta de forma intensa y breve.
Es muy frecuente su localización en sitios expuestos pudiendo afectar zonas como nariz, párpados, labios, y orejas. El diagnóstico se confirma mediante una biopsia de piel. Un diagnóstico precoz permite un tratamiento oportuno, que se decidirá en base a cada caso en particular.
El carcinoma espinocelular constituye, junto con el carcinoma basocelular, el cáncer más frecuente. Ha aumentado su incidencia debido al daño solar crónico y a estados de inmunosupresión.
El carcinoma espinocelular representa un amplio espectro de lesiones que varían desde tumores con invasión superficial hasta tipos más infiltrativos. La presentación clínica puede ser variable a pesar de las lesiones típicas que se identifican con facilidad. El diagnóstico se confirma con la biopsia de piel. Luego el especialista indicará el tratamiento más adecuado según el caso.
El melanoma ha aumentado su incidencia en las últimas décadas.
Se asocia a antecedentes de quemaduras solares o de intensa exposición al sol, ojos azules o verdes, pieles claras, nevos atípicos, antecedentes familiares de melanoma. Puede originarse a partir de un nevo (“lunar”) preexistente o de piel sana.
Las localizaciones más frecuente son la espalda en varones y los miembros inferiores y tronco en las mujeres.
Sigue una evolución variable. Se puede curar con cirugía si se lo diagnostica y trata en un estadio temprano.
Es importante consultar a un especialista ante una lesión sospechosa.
Recomendamos el control de nevos en forma rutinaria para el diagnóstico precoz de cualquier lesión sospechosa.